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RECETA MEDIEVAL – SOPA DE CERVEZA

Nunca me ha gustado ser instintiva y hacer las cosas sin pensar pero… cuando estás en compañía del primer café de la mañana y te llega el aviso de una receta que no sólo jamás habías visto, sino que además tampoco se te hubiera ocurrido y que para rematar sabes que sí o sí tiene que estar deliciosa (hasta para tomarla en ayunas), entonces es un buen momento para “tirar la casa por la ventana” y dejar lo que ya tenías redactado y casi terminado para la receta de esta semana y darle prioridad a aquella que ha llegado sin previo aviso y que promete ser igual, o incluso más épica, que nuestra gallina de la semana pasada.

SOPA DE CERVEZA

La cerveza tiene presencia y está datada desde después de la desaparición del Imperio Romano, en el que tanto la clase alta como el pueblo no dudaron en incluirla en su mesa, tanto como bebida, como alimento e incluso cómo medicina.

En el caso de esta receta, los primeros escritos que la mencionan, la ubican en Los Alpes, pero poco a poco se fue expandiendo por toda Europa.

En lo que a alimentos se refiere, recomendaban esta sopa tanto para enfermos, como para bravos guerreros, ¡e incluso para los niños!, pues no sólo hacía entrar en calor durante los fríos inviernos de Europa, sino que creían que el lúpulo y demás ingredientes que porta la cerveza, daban fuerzas a quien la tomara.

Si bien es cierto que a fecha de hoy hay montones de variantes de esta receta, la primera decía así…

Esparce un poco las llamas de la chimenea
¡no queremos que se nos achicharre la sopa!


Ingredientes
(Para 4 personas)

  • 3 lts. de Cerveza clara artesanal
  • 50 gr. de Mantequilla
  • 30 gr. de Harina
  • 4 huevos
  • 4 rebanadas de pan blanco
  • Sal

En una olla de barro ponemos dos litros y medio de cerveza y le echamos la mantequilla cortada en trozos medianos para que se deshaga mejor. Llevamos la olla al fuego, procurando que no quede muy pegada a las llamas y la cerveza corra el riesgo de hervir demasiado rápido y quemarse.

Mientras tanto, en un cuenco ponemos el medio litro de cerveza que hemos reservado y le ponemos la Maicena, para luego batir la mezcla con muchas ganas y así mezclarlo todo bien y evitar que queden grumos.

Por otro lado, en otro cuenco cascamos los huevos y los batimos para dejarlos preparados, pues será el siguiente ingrediente en irse a la olla.

Cuando la mantequilla se haya derretido y la cerveza quiera empezar a hervir, alejamos la olla un poco más de las llamas, echamos los huevos que habíamos batido, entonces vamos a empezar a remover despacio y veremos cómo se van integrando los ingredientes. Tras remover esa mezcla durante unos diez minutos, echamos finalmente la mezcla de cerveza y  harina.
Estaremos removiendo lentamente la mezcla todo el tiempo para evitar que empiece a burbujear y se pegue al fondo de la olla y veremos que esta poco a poco empieza a espesar. Echamos sal al gusto y seguimos removiendo un minuto más, o hasta que veamos que va espesando a nuestro gusto. Cuando eso ocurra, retiramos la olla del fuego, la tapamos y dejamos reposar unos 10 o 15 minutos y que así pueda acabar de condensarse con el mismo calor del barro.

Antes de servir, cuando aún esté bien caliente, ponemos en un plato hondo una rebanada de pan blanco y luego servimos nuestra sopa, o crema de cerveza, que acompañada con un poco más de pan y un trozo de queso, hará de esta una cena increíble.

¡Y ya tenemos un plato que hace entrar el calor a cualquiera!
¡Buen provecho!

 

Como bien suelo comentar tras cada receta, todo cambia con el paso del tiempo, incluida la gastronomía, sea la época que sea y sea la parte del mundo que sea, por lo que la Edad Media no va a ser una excepción.
También suelo hablar de la importancia que le daban en tiempos pasados a no malgastar, de aprovecharlo todo; pero creo que en este caso, en esta receta en concreto, no nos ha sobrado nada, pues puestos a aprovechar, ¡hasta los restos de la sopa se pueden rebañar con un trozo de pan!

Ahora bien, siempre he pensado que gracias a la Conquista de América se han podido enriquecer estos platos, por lo que esta misma mañana, entre café y café y leyendo acerca de este platillo en concreto, he visto que cada quien hace esta sopa “a su manera”, aunque que en  casi todas se incluyen verduras como apio, zanahoria o cebolla, además de caldo de pollo e incluso guindillas. No sólo le ponen sal, sino también pimienta y algún queso curado ya rallado, y en una de ellas en concreto he visto que no le ponen la rebanada de pan abajo para que se vaya remojando, sino que le ponen crotones.
Para el caso, creo que con estos “extras” o sin ellos,  esta sopa está deliciosa y es una pena no haberla conocido mientras viví en España, en que el frío en invierno llegaba incluso a doler.

 

Mi nombre es Athenea Reynés, soy española, concretamente de Mallorca, una de las islas del Mar Mediterráneo, y hace más de diez años que mis andanzas me trajeron hasta México.

Desde que era una niña soñaba con castillos, batallas y princesas, en un principio todo era fantasía en la mente de una chiquilla soñadora. Pero con el paso del tiempo esos cuentos de ficción en mi cabeza se convirtieron en una búsqueda inagotable de información acerca de todo lo relacionado con la Edad Media.
Desde que era una adolescente empecé a recolectar recetas de cocina que estaban documentadas entre el Siglo VII y el XV y poco a poco me di cuenta de que si bien es cierto que no se vivía igual hace mil años que ahora, también es cierto de que al menos en Europa una gran parte de la dieta actual, aún se asemeja a la de antaño.

 

Si tienes dudas o quieres o quieres consultar algo, puedes escribir a: athenea.reynes@gmail.com

Entrada: 5014 - Hoy: 9 - Global: 1210234

1 comment

  1. Muy interesante la receta. Te hago una consulta. Cuando esta datada la primera receta de esta sopa ?. Más allá de que sin dudas no habla de Maicena, me extrañaría que haga referencia a algo que pueda asimilarse al almidón de maiz.

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