Estaba casi del todo convencida de escribir esta semana acerca de una receta de pasta, sí, como se lee, de pasta, cuando entre los comentarios de la receta de “Berenjenas con Especias” apareció la petición de un elfo, un amigo muy estimado que pedía un postre igual o incluso más apetecible que los “Mazapanes” de Navidad, así que heme aquí cambiando de planes y adelantando la receta de la semana que viene…
Hace algunas semanas di con esta receta y se me hizo realmente interesante por la combinación del dulce con el ácido, así que la guardé para usarla en el momento más oportuno. Y hoy es ese día.
A finales de esta semana vi un puestecito que vendía Empanadillas. Pensé que más o menos este postre se vería como esas Empanadillas que no eran de nuestro ingrediente principal, pero que se veían realmente apetecibles y que por razones de logística no alcancé a comprar.
Pero no tenemos porqué quedarnos con las ganas de unas Empanadas, ¿verdad?
EMPANADILLAS DE MEMBRILLO
Se dice que el ingrediente principal de esta receta, el membrillo, tiene historia, pues está datado desde antes del Siglo V.
En Grecia el membrillero estaba consagrado a Afrodita, la diosa del amor y la fecundidad. Según varios datos, Plutarco contaba que las novias griegas mordían un membrillo para conseguir un beso perfumado antes de entrar en la cámara nupcial. Y los romanos continuaron con la tradición de los griegos, ellos representaban a la diosa Venus con un membrillo en su mano derecha. Además, solían dar de comer un membrillo a los novios como símbolo de suerte y fecundidad.
En este caso, es en el “manual de mujeres en el cual se contienen muchas y diversas recetas muy buenas” y del cual se desconoce el nombre del escritor o escritora quién nos deleita con este postre.
En este libro habla de remedios para la piel, para los dientes, para algunos dolores y obviamente nos habla de recetas de cocina, aunque sospecho que sea quien fuere el escritor (o escritora) de este libro, debía gustarle, y mucho, el dulce, pues casi todas las recetas de cocina son de postres.
¡Saca el rodillo!
Hoy vamos a amasar
¡Y no olvides calentar el horno!
Pero con las brasas algo dispersas, para que
no se caliente “tanto tanto”
Ingredientes
(para 12 empanadillas)
Para la masa:
– 250gr. de harina
– 100ml. de agua
– 25gr. de mantequilla
– 2 huevos
Para el relleno:
– 5 membrillos grandes (8 si son medianos)
– Miel
– Agua
– Azúcar
– Canela
Empezaremos la receta preparando la masa.
En una olla pequeña vamos a poner el agua y la mantequilla y lo vamos a llevar al fuego que previamente habremos avivado, pero no mucho y vamos a ir removiendo los ingredientes hasta que la mantequilla se haya derretido. No va a tardar mucho, así que no tiene porqué hervir.
Lo retiramos del fuego, lo tapamos para que no se enfríe y lo reservamos por un momento nada más.
En un cuenco vamos a poner la harina y entonces añadimos la mezcla de agua con mantequilla. Con una cuchara empezamos a remover y cuando esté todo más o menos bien mezclado añadimos uno de los dos huevos, para luego seguir mezclando con la cuchara.
Si sentimos que la mezcla queda muy clara, podemos añadir un poco más de harina, y si por el contrario vemos que está muy dura y no se pueden ni acabar de integrar los ingredientes, añadimos un poquito de agua. Una vez que sintamos que la masa ya no se pueda manejar con la cuchara, es momento de pasar a la mesa de trabajo.
Ponemos un poco de harina sobre la mesa y vertemos la masa. A partir de ahí empezamos a amasarla durante al menos unos cinco minutos. Pasado ese tiempo veremos que es una masa completamente homogénea y que ya no se nos pega en las manos.
Entonces de vamos a dar forma de bola y la pondremos en un cuenco limpio, al cual le habremos puesto antes un poquito de harina para que la masa lo se pegue. Tapamos el cuenco con un paño de algodón y reservamos durante unos diez minutos, o el tiempo que tardemos en preparar el relleno.
Para el relleno… pelamos los membrillos, los cortamos del tamaño de media nuez y las semillas las desechamos. Ponemos trozos de membrillo en una sartén y les echamos agua y miel a partes iguales hasta cubrirlos.
Dejamos que se vayan cociendo e iremos removiendo cada poco tiempo. Cuando veamos que ya están blancos y si los pinchamos están blandos, retiramos la sartén de las brasas y la tapamos para que no se enfríe tanto.
Vamos a montar las Empanadillas. Ponemos un poco de harina sobre la mesa de trabajo y apoyamos la masa, para luego empezar a separarla en trozos del tamaño de una nuez. Más o menos nos tienen que salir 12 partes.
Tomamos la primera parte de masa y le damos forma redonda, para luego con el rodillo, el cual habremos enharinado, empezar a aplastar la bolita de masa y dejarla de un grosor de medio dedo y un diámetro de unos 15 centímetros, más o menos. En el centro pondremos un par de trozos de membrillo y doblamos la masa por la mitad. Con un tenedor aplastaremos todos los bordes para así sellarla y que no se nos escape nada.
Ponemos la empanadilla en la bandeja que irá al horno, sin olvidarnos de poner un poquito de harina para que no se nos pequen.
Repetimos el proceso con todas las otras bolitas de masa y al final vamos a batir el huevo que habíamos reservado y pintaremos todas las Empanadillas, le ponemos azúcar y canela por encima y las llevaremos al horno durante unos 10 minutos.
Pasado ese tiempo, con cuidado de no quemarnos, sacamos la bandeja del horno y hacemos un agujero al centro de las empanadillas de un diámetro de un centímetro más o menos, por el que dejaremos caer un poco de la melaza que nos sobró cuando se estaban cocinando los membrillos.
Metemos las Empanadillas de nuevo al horno y las dejamos unos 15 minutos más.
La receta original dice que pasado ese tiempo se debe pinchar con un palo el agujerito que hicimos y si salen hilitos, es que está cocida, pero independientemente del hilito, 25 minutos en total de cocción es un tiempo adecuado para unas Empanadillas de este tamaño.
¡Buen provecho y cuidado no os queméis!
¡Antes de comerlas hay que dejar que se enfríen un poco!
(aunque la tentación sea grande)
Tras trascribir esta receta y ponerle unas cantidades lógicas, pues esta, en concreto no hablaba ni siquiera de medidas, me queda claro no sólo que es un postre más que apetecible, sino que las Empanadillas se las han ingeniado para sobrevivir con el paso de los siglos, además de conseguir llegar a casi cualquier lado del mundo. En el libro menciona que el postre tiene forma de Empanadilla convencional, como de medio círculo, pero estoy segura de que nos podemos poner imaginativos y darles forma de Tartaletas, Napolitanas… o incluso darle a nuestras Empanadillas, por ejemplo, forma triangular o cuadrada.
Mencionar que, con estas medidas, si bien es cierto que salen entre 11 y 13 Empanadillas, muy posiblemente nos sobre una parte del relleno, ¡no lo tiréis! Acabad de chafarlo para convertirlo en una mermelada. La podéis comer sobre pan tostado o galletas y acompañado de un buen café o té y es una merienda fabulosa.
Ahora bien, esta es la receta tal cual como la explica en el libro, pero variantes para hacer la masa para Empanadillas hay muchas… tantas que se puede hacer una masa simplemente con harina y agua, se le puede cambiar la mantequilla por el aceite o se le puede quitar el huevo.
Lo mismo pasa con el relleno, pues las podemos rellenar de casi cualquier fruta como manzana, pera, albaricoques… y un largo etcétera. Por supuesto también las podemos hacer saladas, pero eso lo veremos en otra receta que ronda por el libro del Mestre Robert.
Mi nombre es Athenea Reynés, soy española, concretamente de Mallorca, una de las islas del Mar Mediterráneo, y hace más de diez años que mis andanzas me trajeron hasta México.
Desde que era una niña soñaba con castillos, batallas y princesas, en un
principio todo era fantasía en la mente de una chiquilla soñadora. Pero con el paso del tiempo esos cuentos de ficción en mi cabeza se convirtieron en una búsqueda inagotable de información acerca de todo lo relacionado con la Edad Media.
Desde que era una adolescente empecé a recolectar recetas de cocina que estaban documentadas entre el Siglo VII y el XV y poco a poco me di cuenta de que si bien es cierto que no se vivía igual hace mil años que ahora, también es cierto de que al menos en Europa una gran parte de la dieta actual, aún se asemeja a la de antaño.
Si tienes dudas o quieres o quieres consultar algo, puedes escribir a: athenea.reynes@gmail.com