MEDIEVAL.CL

La unión del pensamiento teológico y filosófico en la Escolástica Medieval

¿HASTA QUE PUNTO LA ESCOLÁSTICA MEDIEVAL SIGNIFICÓ LA UNIÓN DEL PENSAMIENTO TEOLÓGICO Y FILOSÓFICO EN LOS SIGLOS XIII Y XIV?

Prof.: Dr. D. Manuel Ortuño Arregui.

Instituto Superior de Ciencias y Educación (CUISCE).

Facultad de Humanidades y Ciencias Religiosas de la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial.

La escolástica es una doctrina filosófico-teológico que se desarrolló y difundió en las escuelas de la Europa del Medievo desde el Imperio Carolingio al Renacimiento. El proceso de evolución se determinó a través de dos fases a lo largo del siglo XIII y XIV, que llegó a un auténtico apogeo con la figura de Santo Tomás de Aquino, que consiguió relacionar y conecta la Fe con la Razón.

Si partimos del término escolástica vemos que proviene de la palabra latina scholasticus, que se aplicaba a los que se ejercitaban en la enseñanza en las escuelas monacales. Cronológicamente se desarrolló en el período que abarca los siglos XI al XIV, aunque como sistema perduró hasta el Renacimiento y el siglo XVII, aunque ya sin vigencia.

No podemos llegar a un conocimiento del medievo y su pensamiento en los siglos XIII y XIV sin un conocimiento de la doctrina filosófico-teológico que se desarrolla y difunde en las escuelas de la Europa del Medievo desde el Imperio Carolingio al Renacimiento. Todas estas escuelas filosóficas albergaron este tipo de pensamiento, en concreto, en las catedrales y conventos para, más adelante y en especial durante el siglo XIII, pasar a las universidades.

El movimiento escolástico se manifestaba a través de dos vertientes: la enseñanza y las formas literarias. La base de la enseñanza en las escuelas fueron las artes liberales, divididas en el trivium -gramática, dialéctica y retórica y el quadrivium -aritmética, geometría, música y astrología-. Uno de los principales métodos de la escolástica fue el uso de la lógica y el vocabulario filosófico de Aristóteles en la enseñanza, la demostración y la discusión. Otro importante método fue enseñar un texto por medio de un comentario de alguna autoridad aceptada. En filosofía, esa autoridad era atribuida de un modo casi mecánico y procedimental a Aristóteles. En teología, los textos principales eran la Biblia y el Sententiarum Libri Quatuor (Cuatro libros de Sentencias) del teólogo y prelado italiano del siglo XII Pedro Lombardo, una recopilación de las opiniones de los primeros Padres de la Iglesia sobre problemas de teología. Los primeros escolásticos empezaron asumiendo como ortodoxia intelectual el contenido de los textos que estaban comentando. Poco a poco, conforme la práctica de la lectura fue desarrollando su propio poder de crítica, introdujeron muchos comentarios suplementarios sobre algunos puntos que el propio texto no cubría o no había resuelto de forma adecuada.

A partir del siglo XIII, esos comentarios suplementarios, que expresaban el pensamiento personal de los maestros, se convirtieron en la parte más amplia y trascendente de los textos, resultando así que la explicación literal del texto era reducida a un simple pasaje de cada exégesis. Junto con los comentarios contaba la técnica de discusión por medio del debate público. Cada profesor de una universidad medieval debía aparecer varias veces al año ante el cuerpo docente y los alumnos, reunidos en asamblea, en un debate para defender los puntos cruciales de sus propias enseñanzas frente a todo aquel que las pusiera en duda. Las ideas de la lógica aristotélica se empleaban tanto en la defensa como en el ataque. En el siglo XIII el debate público se convirtió en un instrumento educativo flexible para estimular, probar y comunicar el progreso del pensamiento en la filosofía y teología.

Después de la mitad del siglo XIV, sin embargo, la vitalidad del debate público decayó y se convirtió en un rígido formalismo. Los participantes se sentían menos interesados en el contenido real que en pequeños puntos de la lógica y nimias sutilezas del pensamiento. Este tipo degradado de debate influyó mucho en dar una mala reputación a la escolástica durante el renacimiento y posteriormente; en consecuencia, muchos pensadores modernos lo han considerado un mero mecanismo lógico pedante y artificial. No obstante, se suele identificar a la escolástica con la filosofía medieval, ésta no abarca todas las corrientes y movimientos teológicos y filosóficos que se desarrollaron en este período, como por ejemplo la filosofía árabe y judía o las corrientes místicas.

Los antecedentes inmediatos de la escolástica se observan en el final de la patrística, cuando se estableció definitivamente una conciliación entre la filosofía griega, fundamentalmente el platonismo y el neoplatonismo, y el pensamiento cristiano. La diferencia fundamental entre ambos estriba en que si la síntesis entre filosofía y cristianismo en los últimos padres de la Iglesia se llevó a cabo a través del platonismo, los escolásticos se apoyarán en Aristóteles, filósofo que presentaba muchas más dificultades para armonizarse con los dogmas de la Iglesia y que produjo una seria discusión en torno a la relación que debía establecerse entre fe y razón, al cabo de la cual, al final del siglo XIV, ambos ámbitos del conocimiento terminaron por independizarse definitivamente. En la síntesis entre aristotelismo y cristianismo se halla la causa de que para muchos historiadores la escolástica no sea concebida como una filosofía propiamente dicha, sino como una teología desarrollada filosóficamente. Pero este razonamiento no anula el valor que tiene y tendrá la escolástica como movimiento teológico filosófico durante Edad Media, y que fundamentó la unión del pensamiento filosófico y teológico en los siglos XIII y XIV. Este proceso se desarrolló en dos fases: la primera, conocida como “Alta Escolástica; y la segunda, como “Gran Escolástica”.

La primera fase tuvo lugar durante los siglos XI y XII, período caracterizado por las grandes cruzadas, el resurgimiento de las ciudades y por un centralismo del poder papal que desembocó en una lucha por las investiduras. La figura más descollante de esta época fue Anselmo de Canterbury (1033-1109). Considerado el primer escolástico, sus obras Monologion y Proslogion tendrán una gran repercusión posterior. En ellas se lleva a cabo una demostración de la existencia de Dios a partir de las ideas que tenemos sobre Él. Esta prueba, denominada por Kant “argumento ontológico”, será duramente criticada por Tomás de Aquino y reelaborada por Descartes en sus Meditaciones metafísicas. La figura de Pedro Abelardo (1079-1142) destacará por la renovación de la lógica y la dialéctica y por crear el método escolástico de la quaestio, un “problema dialecticum” a partir del cual se podría construir un sistema coherente sobre el mundo y lavida. Su obra Sic et Non, desarrolla las quaestiones disputatae, en las cuales se abordaba un tema determinado al que se añadía una presentación sistemática de argumentos contrarios y su solución. En el siglo XII, la escuela de Chartres, se renueva con las figuras de San Bernardo, Thierry de Chartres, Bernardo Silvestre y Juan de Salisbury. Influenciados por el platonismo, el estoicismo y la ciencia árabe y judía, su interés se centró fundamentalmente en el estudio de la naturaleza y en el desarrollo de un humanismo que entrará en conflicto con las tendencias místicas de la época representadas por Bernardo de Claraval (1091-1153). Hugo de San Víctor, sin embargo, llevará a cabo una conciliación entre misticismo y escolasticismo, siendo además el primero que escribió una Summa teológica en la Edad Media.

La segunda fase se identifica con su apogeo y con el siglo XIII, momento de auge de la Europa medieval en la que se empiezan a configurar sus Estados, siendo Francia el país hegemónico. En este siglo se fundan las universidades y surgen las órdenes mendicantes (dominicos y franciscanos), de donde procederán la mayoría de los teólogos y filósofos de la época. Fueron precisamente los dominicos los que asimilaron la filosofía de Aristóteles a partir de las traducciones e interpretaciones árabes de Avicena y Averroes. Los franciscanos seguirán la línea abierta por la patrística, y asimilarán el platonismo, que era mucho más armonizable con los dogmas cristianos. Entre los franciscanos destacan Alejandro de Hales, San Buenaventura (1221-1274) y Roberto Grosseteste.

El autor más importante de este período y de toda la escolástica, fue Santo Tomás de Aquino (1225-1274). Fraile dominico, discípulo de Alberto Magno. Un pensador que llevó a cabo la más sistemática síntesis entre pensamiento cristiano y aristotélico, aunque también integró algunos aspectos del platonismo. Sus dos mayores obras, la Summa theologica y la Summa contra gentiles, delimitaron el campo de la filosofía y la teología a partir de la diferenciación entre los preámbulos de la fe y los artículos de fe. La relación entre razón y fe. La razón natural se debe poner al «servicio de la fe». La filosofía es la sierva de la teología. Aceptó el empirismo aristotélico, su teoría hilemórfica y la distinción entre dos clases de intelectos. Por tanto, adopta los principios del aristotelismo: las teorías de la substancia y accidentes, de la materia y la forma, de la potencia y el acto, de las cuatro causas… Pero no acepta el aristotelismo en su integridad porque contiene elementos anticristianos como la afirmación de la eternidad del mundo o la no inmortalidad del alma. De la filosofía árabe tomó la distinción ajena a los griegos entre la esencia y la existencia, a partir de la cual elaboró sus argumentos cosmológicos para demostrar la existencia de Dios: las cinco vías tomistas, o pruebas a posteriori de la existencia de Dios. Por otro lado, propuso cinco “vías” que poseen un idéntico esquema y que sólo difieren por su punto de partida. El punto de llegada es siempre el mismo -Dios-, pero considerado de un modo diferente (como “motor inmóvil”, como ser “Infinitamente perfecto”, etc.).

En definitiva, la demarcación entre filosofía y creencia religiosa llevada a cabo por Santo Tomás de Aquino fue determinante para la unión del pensamiento teológico y filosófico y significará el inicio de un proceso de independización de la razón que empezará en el siglo siguiente y que representará el fin de la filosofía medieval y el comienzo de la filosofía moderna. Una verdadera convivencia entre la “Fe” y la “Razón”.

 

Referencias bibliográficas.

FERNÁNDEZ, C.S.I: Los filósofos medievales. Selección de textos. 2 Vols. Madrid, B.A.C, 1979 y 1996.

FRAILE, G.: Historia de la filosofía. Vol II. Madrid, B.A.C., 1986.

GILSON, E: La filosofía en la Edad Media. Madrid, Ed. Gredos, 1965.

LE GOFF, J.: Intellectuals in the Middle Ages. Cambridge MA & Oxford UK, 1992.

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