Hasta hace poco más de una semana no sentía que ya casi estuviéramos en Navidad. Fue necesario que empezara a “medio bajar” la temperatura, poner el arbolito navideño, tejer posavasos en forma de planta de Navidad y pensar en las recetas Medievales decembrinas para empezar a hacerme consciente de que ¡ya casi es Navidad!
Alrededor de la Navidad hay montones de historias, leyendas y “cuentos de abuelas”, y si bien es cierto que posiblemente no todas sean ciertas, o al menos no del todo, lo que si nos queda claro a todos, es que la Navidad en nuestros tiempos es el motivo perfecto para reunirse en familia, compartir, divertirse y comer platillos deliciosos, algunos de los cuales sólo se degustan en celebraciones especiales como esta.
MAZAPÁN
La leyenda y la realidad se entremezclan, lo que hace difícil establecer una fecha, incluso el siglo en concreto en que empieza el Mazapán a formar parte de la gastronomía toledana.
Los productos derivados de la unión de almendras, azúcar y miel, así como con otros aditamentos, forman parte de la cultura gastronómica mediterránea desde muchos siglos atrás.
“Relata la leyenda que en la época de Alfonso VIII, debido a las incursiones de los Almohades, que asolaron numerosas tierras del sur de Castilla, la población se refugió en Toledo. Allí, la situación ya era delicada por la falta de alimentos, lo que unido al incremento de habitantes, produjo una gran hambruna.
La importancia de la riqueza de la Iglesia que le deparaba numerosas rentas, no sólo en dinero sino también en tierras y en productos de éstas, hizo que hubiera grandes reservas de almendras provenientes de los Cigarrales Toledanos. Así que, dada la situación se decidió mezclar dicho fruto con la cantidad de azúcar que tenían, obteniendo un producto de gusto agradable y gran capacidad alimenticia, con el que se palió el hambre de la población.”
Se juntan aquí la historia y la leyenda, pero que su origen estuviera en ese momento es discutible, al tener antecedentes en la historia de la ciudad. Pero el azúcar era un bien escaso y caro, solo al alcance de unos pocos y, probablemente, más utilizado en farmacia para matizar el sabor de algunas medicinas.
Sea como fuere y en la época que fuere, una vez más “Libre de doctrina per a ben servir: de tallar y del art de coch” del Mestre Robert nos muestra cómo se preparaba este postre que con el paso de los siglos se ha creado su lugar en los centros de las mesas durante las fiestas navideñas.
¡Ve poniendo a calentar el horno, que vamos a llenar la cocina de dulces aromas!
¡Y también prepara el mortero!
Ingredientes
(Para 25 unidades)
- 200gr de Almendras sin piel
- 100gr de Azúcar
- 100gr de miel (4 cucharadas rasas)
- 1 Huevo
Lo primero que vamos a hacer es ir a por una bandeja que pueda ir al horno y la engrasamos con un poco de aceite, no mucho, sólo el suficiente para que no se peguen nuestros Mazapanes.
Después, vamos a por el mortero, metemos todas las almendras y empezamos a picarlas. Cuando estén bastante rotas, como del tamaño de un grano de arroz, vamos a retirar un poco, el equivalente a unos 10 gramos de almendras, las reservamos y vamos a seguir machacando el resto hasta crear algo así como una harina.
Cuando hayamos convertido las almendras en harina, las pasaremos a un cuenco relativamente grande, le ponemos el azúcar y lo mezclamos muy bien.
Tomamos el huevo y separamos la clara de la yema. Metemos la clara en el cuenco y reservamos la yema.
Añadimos también las cuatro cucharadas de miel y mezclamos todo muy bien.
Veremos que va quedando una mezcla dura, difícil de amasar con una cuchara, así que la pasamos a la mesa y amasamos con las manos. Es importante no añadir más líquidos, pues sino se perderá esa consistencia tan característica de este dulce.
Seguimos amasando hasta conseguir una masa dura pero homogénea y manejable (como plastilina). En este punto será el momento de empezar a darle forma a nuestros Mazapanes.
Vamos a empezar a separar la masa en bolitas de unos 15 gramos cada una y les daremos diferentes formas a cada una, es cuestión de ponerse imaginativo… espirales, trenzas, cuadradas, pelotas o como monedas. El caso es que se vean bonitos. Cuando vayamos teniendo cada uno listo los iremos poniendo sobre la bandeja que habíamos engrasado al principio.
Posteriormente batimos bien la yema que habíamos reservado y pintamos la parte superior de todas nuestras figuritas. Finalmente le ponemos la almendra picada que habíamos reservado antes por encima de algunos, para que así todos nuestros Mazapanes se vean diferentes y originales.
El último paso será meterlos al horno y dejarlos sólo el tiempo necesario para que se doren por arriba. Es importante estar atentos, pues de tenerlos más tiempo se van a acabar deformando y quemando.
Una vez que ya estén fríos, colócalos en una bandeja y ponlos en el centro de la mesa, pues además de estar deliciosos, son decorativos.
¡Feliz Navidad!
El Mazapán no sólo ha sobrevivido desde el Siglo XII, sino que ha dado la vuelta por casi todo el globo y en todas las regiones y países se prepara de una forma diferente. Tanto es así que lo único que tienen en común el Mazapán de España con el de México es el nombre.
Por tantos cambios ha pasado esta receta que a fecha de hoy se puede encontrar que algunas incluyen ingredientes como canela, cáscara de limón, vainilla… ¡incluso algunas hacen la harina con cacahuetes en lugar de con almendras!
Pero os aseguro que todas las recetas, sean del Siglo XII como del Siglo XXI son deliciosas.
Mi nombre es Athenea Reynés, soy española, concretamente de Mallorca, una de las islas del Mar Mediterráneo, y hace más de diez años que mis andanzas me trajeron hasta México.
Desde que era una niña soñaba con castillos, batallas y princesas, en un principio todo era fantasía en la mente de una chiquilla soñadora. Pero con el paso del tiempo esos cuentos de ficción en mi cabeza se convirtieron en una búsqueda inagotable de información acerca de todo lo relacionado con la Edad Media.
Desde que era una adolescente empecé a recolectar recetas de cocina que estaban documentadas entre el Siglo VII y el XV y poco a poco me di cuenta de que si bien es cierto que no se vivía igual hace mil años que ahora, también es cierto de que al menos en Europa una gran parte de la dieta actual, aún se asemeja a la de antaño.
Si tienes dudas o quieres o quieres consultar algo, puedes escribir a: athenea.reynes@gmail.com