“Así, considerando que el mundo está lleno de lugares peligrosos y que no hay más que un solo bien que es la vía de la verdad, volví al camino al que mi propia naturaleza me inclinaba, a saber, el amor al estudio”.
Cristina de Pizán
Con el afán de acercar la cultura a todos y todas, he sido invitada a unirme a esta red para sugerirles algunos de los libros que he leído y que pueden ser un aporte para el estudio del Medioevo.
Esta nueva sección llamada “Un libro para ignorar menos”, tiene su base en las palabras de la escritora barroca Sor Juana Inés de la Cruz, quien sostenía: “Yo no estudio para saber más, sino para ignorar menos”. Creo firmemente que el conocimiento y el estudio son la base para lograr sobreponernos a destinos aciagos, pandemias, desesperanza, soledades y conflictos. A veces cuando el mundo parece insistir en que no pertenecemos a él, aparece un libro como un faro en la tormenta, solo para recordarnos que no se puede renunciar a aquello que amamos, en mi caso, el Medioevo.
Por lo mismo, quedan invitados/as a seguir estas reseñas que iré subiendo para así enriquecer nuestras miradas y compartir el diálogo fecundo que se origina a partir de un libro que nos deslumbra, haya sido este escrito en la actualidad o en años anteriores. De todos/as nosotros/as depende compartir el conocimiento y difundirlo.
La violencia hacia las mujeres en la Edad Media es una temática que recogieron los mismos autores y autoras del periodo en cuestión. Basta recordar la octava jornada del Decamerón, en el que Calandrino golpea a su mujer o la ya conocida historia de la comadre de Bath en los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer. Incluso, aparece como una descripción de lo que ocurría a las mujeres, tal como relata Derechura a la protagonista en La ciudad de las damas de Cristina de Pizán. Este tipo de imágenes no debió sorprender al público medieval, habituado a las escenas de violencia de género, sin embargo, el lector contemporáneo se pregunta cuáles fueron los procesos y contextos que llevaron a este tipo de violencia. Y eso es algo que responde muy bien el libro Raíces profundas: La violencia contra las mujeres (Antigüedad y Edad Media), editado por María Jesús Fuente, catedrática emérita de Historia Medieval por la universidad Carlos III de Madrid, y por Remedios Morán, catedrática de Historia del Derecho de la Universidad Nacional a Distancia (UNED).
El texto en cuestión se articula en torno a cinco grandes ejes, a saber:
- Las raíces de la violencia en los textos religiosos.
- Las raíces de la violencia en los textos jurídicos.
- Filósofos, tratadistas y autores literarios de la Antigüedad y Edad Media.
- Violencia física y psicológica. Casos de mujeres en la Edad Media hispana.
- Violencia simbólica y matrimonio. Casos de mujeres medievales hispanas.
Una de las secciones que más destaco es “Las raíces de la violencia en los textos religiosos”, en la que las investigaciones de Juan José Tamayo, Soha Abboud-Haggar y Asunción Blasco, respectivamente, dan cuenta de cómo ciertos fragmentos de los textos sagrados del judaísmo, cristianismo e islam, servían como respaldo de autoridad para la discriminación y sometimiento de las mujeres. Sin embargo, también se evidencian las opiniones de, por ejemplo, talmudistas y sabios del periodo, para quienes no era correcto que el hombre maltratara a su mujer, aunque ciertamente se pensaba que las esposas debían obediencia a sus maridos. La sección logra dar una mirada profunda y llena de matices sobre lo planteado por las tres grandes religiones en lo concerniente a las mujeres. Esta mirada de conjunto se agradece, sobre todo para quienes estudiamos lo que sucedía en la Península ibérica durante el Medioevo.
Otra de las secciones que aplaudo es la tercera, sobre “Filósofos, tratadistas y autores literarios de la Antigüedad y Edad Media”, en la que hallamos una genealogía filosófica de la violencia, en la que no podían faltar obviamente Platón ni Aristóteles y que la autora, Carmen González, analiza sin perder de vista la modernidad. También resulta muy necesario el artículo de María Jesús Fuente en el que revisita la misoginia plasmada en algunos famosos tratados del siglo XV como el Spill de Jaume Roig, el Corbacho del Arcipreste de Talavera y el Carro las donas de F. Eiximenis, concluyendo que en estos tratados existía una retórica de la pasividad femenina y complaciente, siendo estos textos los que propagaron y mantuvieron el rol de sometimiento de las mujeres.
La última sección sobre la que quisiera hablar es la última, cuyos artículos evidencian los casos sobre “Violencia simbólica y matrimonio”. Destaco la investigación de Teresa Vinyoles, llamada “Voces de jóvenes mujeres en la documentación procesal: Ejemplos catalanes (siglos XIV-XV)” en la que da cuenta de la violencia de los matrimonios forzados en las niñas de la época, y también la manera en que algunas de ellas se rebelaron ante sus propias familias. Incluso, conocemos sobre Caterina Aleu, quien se negó a su boda, recluyéndose en un monasterio, del cual fue luego raptada por su padre y abuelo. De especial interés son las fuentes que se adjuntan al final del artículo. También pertenece a esta sección el texto de Asunción Blasco: “Las calumnias contra Soloro, judía de Alagón”, en el que investiga la humillación de un marido sobre su esposa, a quien acusa de no llegar virgen al matrimonio. Destaco esta investigación porque a través de este caso se puede vislumbrar que la violencia hacia las mujeres trascendía -y lamentablemente trasciende- cualquier religión.
En general, es un texto indispensable para entender la misoginia medieval a partir de fuentes jurídicas, filosóficas, notariales y literarias. Lo que más me atrae de este libro es que no se concentra solo en una tradición religiosa, sino que intenta dar cuenta de la diversidad de mujeres en la Península ibérica durante la Edad Media, lo que resulta en una miríada de interpretaciones y matices que bien vale la pena revisitar.
Reseña del libro editado por María Jesús Fuente y Remedios Morán titulado Raíces profundas: La violencia contra las mujeres (Antigüedad y Edad Media). Madrid: Polifemo, 2011.